Dibujo de: Gabriella Bujdosó
(Trozo de la escena: Confusión.)
–La verdad, Marné.
–Le repetí hastía por su proximidad.
–La verdad, Brighid. Esa noche estuve con el hombre que os atacó. Lo conozco muy bien.
Ladeé el rostro para mirarle boquiabierta, pero no me dio tiempo a reprocharle nada cuando sus labios entraron gélidos en contacto con los míos y me besó con frenética furia. Mis manos se ajustaron a la forma perfecta de su pecho y lo empujé. Pero no conseguí apartarlo.
–La verdad, Brighid. Esa noche estuve con el hombre que os atacó. Lo conozco muy bien.
Ladeé el rostro para mirarle boquiabierta, pero no me dio tiempo a reprocharle nada cuando sus labios entraron gélidos en contacto con los míos y me besó con frenética furia. Mis manos se ajustaron a la forma perfecta de su pecho y lo empujé. Pero no conseguí apartarlo.
Su rápida lengua
jugaba con la mía, obligándome a una entrega sin miramientos. Ladeó el rostro,
yo lo hice hacia el otro lado jadeando necesitada de aire. Me cedió unos
segundos para respirar, mientras atacaba mi mentón, mi nariz y el lóbulo de la
oreja. Con suaves besitos y deliciosos lametones que me quitaron el sentido.
Roland conseguía hacerme sentir amada y deseada.
Después de notar un
pequeño mordisco contra mi cuello, volví en sí lo suficiente rápido como para
evitar una catástrofe mayor. Lo empujé de nuevo usando todo mi cuerpo para
tirarlo al suelo, pero él se levantó elegante y magistral, sin apenas rozar el
sofá y yo caí al suelo golpeándome la frente contra una pata de la mesita de
cristal.
–He robado tu primer beso. –Ronroneó como un
caballero de brillante armadura.
No hay comentarios: